Se dice que Xicohténcatl Axacacatzin, también llamado El Joven, nació hacia el año de 1484, haciéndose cargo del Señorío de Tizatlán poco antes de la conquista debido a la avanzada edad de su progenitor. En 1519, durante la Conquista, Hernán Cortés, sabedor de que los tlaxcaltecas eran enemigos y víctimas del acoso constante de los mexica, hizo llegar una embajada a los cuatro señoríos con la propuesta de establecer una alianza con ellos para la conquista de Tenochtitlán. Mientras dura la discusión entre los Señores de Tlaxcala sobre la conveniencia de establecer o no esa alianza, aunque también se dice que frente a la división de opiniones entre reconocer si la presencia de los españoles era o no el cumplimiento de las profecías acerca del regreso de Qutzalcóatl, y a fin de probar si eran o no dioses; Xicohténcatl el Joven, inicia en contra de los peninsulares y sus aliados indígenas una lucha desigual, no solamente por la ventaja que representaban las armas, la pólvora y los caballos que poseían conquistadores, sino por la desventaja que representaba para los indígenas la costumbre de tomar prisionero al enemigo en lugar de matarlo, e incluso alimentarlo para que el resultado del combate fuera derivado únicamente de su valentía. A pesar de las derrotas sucesivas, combatió hasta que por intervención de Maxixcatzin, Señor de Ocotelulco, los tlaxcaltecas decidieron entrar en negociaciones con Cortés, recibiendo la orden de cesar las hostilidades. Esta alianza, habría de valer para los tlaxcaltecas, entre otros privilegios, mantener una autonomía de gobierno, títulos nobles; la posibilidad de mantener su nombre, siempre que estuviera precedido de uno cristiano, exentos  de ciertos impuestos y que no dependieran del Virrey de la Nueva España sino del rey de España.

De acuerdo a lo pactado, pero con recelo, se ve forzado a formar parte de las tropas invasoras, hasta que convencido de que no sería una alianza entre iguales, se ausentó sin permiso de Cortés, y en mayo de 1521 marchó a Tlaxcala con la intención de organizar la resistencia contra los europeos sin lograrlo, motivo por el que Cortés ordenó aprehenderlo y mandó a Alonso de Ojeda a ahorcarlo en Texcoco, como desertor en el frente de la guerra, concluyendo así la vida de este patriota militar y poeta que defendió Tlaxcala contra el invasor español, por lo que Xicohténcatl, es considerado uno de los símbolos de la resistencia de los pueblos originarios mesoamericanos.

 

Bautizados en 1520 los cuatro señores principales de la antigua república de Tlaxcala, a quienes se les otorgaron los nombres de Lorenzo a Maxixcatzin; Gonzalo a Tlahuexolotzin; Bartolomé a Zitlalpopocatzin; y Vicente a Xicohténcatl, en lo que actualmente conocemos como la Capilla del Sagrario de la Catedral de la Virgen de la Asunción donde se encuentra la primera pila bautismal de toda América, se va marcando el inicio de la construcción de la Tlaxcala Colonial, como una de las expresiones más antiguas y más ricas del mestizaje mesoamericano, en las que resulta bastante ilustrativo, cómo los artistas encontraron veladas formas de trascender, y que encontramos en las construcciones y la decoración de edificios como la Parroquia de San José, construida sobre un templo del siglo XVI;  la Capilla de San Nicolás Tolentino, cuya parte más antigua está construida con una extraña piedra llamada xalnene;  la Capilla del Pocito de Agua Santa, que según la tradición, se ubica en el sitio donde se apareció la Virgen de Ocotlán al indígena Juan Diego Bernardino en 1541, o el Santuario y Basílica de Ocotlán, fundada a raíz de la aparición de la Virgen de Ocotlán, considerada como una de las máximas expresiones de la arquitectura barroca del Siglo XVIII,  en la que no podemos dejar de admirar la obra del indígena tlaxcalteca Francisco Miguel Tlayoltehuanitzin, cuya huella se encuentra plasmada en el magnífico Camerín de la Virgen, como una de las muestras mejor logradas del estilo barroco indígena o Churrigueresco.




Otras construcciones menos antiguas pero no menos bellas, son el Teatro Xicohténcatl, que data de la segunda mitad del siglo XIX, o el Ex Palacio Legislativo, inaugurado el 10 de mayo de 1901, con arquitectura propia del Art Nouveau, que aún conserva detalles como su escalera tipo imperio, y su herrería de las ventanas con timones de barco y flores de lis en los balcones, edificio que actualmente ocupa la sede de la Secretaría de Turismo del Estado.


En la Plaza de la Constitución, trazada según se dice, por Hernán Cortés en al año de 1525 como un cuadro perfecto, destaca la Fuente de la Santa Cruz, regalo del Rey Felipe IV a la Ciudad de Tlaxcala y un Kiosco del Siglo XIX; alrededor de ella se encuentran el Palacio de Justicia, el Museo de Arte, el Hotel Misión, y algunos otros bellos edificios que lucen hermosos balcones sobre sus portales; y al Norte de ella, encontramos el Palacio de Gobierno, construido a partir del año de 1545, dividido en tres edificios importantes donde el ala poniente de las Casas Reales aún conserva las arcadas de acceso de marcada influencia árabe.



Rodeada de pequeños cerros, es común encontrarse con grandes escalinatas cuyo ascenso nos ofrece la vista panorámica de la Ciudad de Tlaxcala, como la Escalinata de los Héroes donde se encuentran los bustos de héroes de la Independencia y la Revolución, y que culmina con una estatua de Xicohténcatl Axayacatzin.

 

 

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